Muchos de los alimentos que comemos se producen en zonas rurales de las que no sabemos nada o casi nada. La España que se vacía tiene mucho que contar para una mejor comprensión del mundo en el que vivimos. Hablamos con Manolo Rodríguez (Equipo Funámbula), experto en desarrollo rural, sobre presente y futuro de los pueblos.
El invitado, que hace unos 40.000 kilómetros de carretera al año, le saca punta a muchos temas como la ordenación del territorio, la forma en la que se toman las decisiones de inversión, el clientelismo político, la contribución de la pequeña industria agroalimentaria al desarrollo rural, el turismo rural y muchos otros.
Como siempre, el capítulo comienza con la cita de un libro. En esta ocasión, el fragmento es de La España Vacía (2018), de Sergio del Molino:
“Hay una raya no imaginaria, un límite municipal, que establece el comienzo de la España vacía. No es un cambio progresivo, sino brusco. Cuando acaba el término municipal de Arganda del Rey, la meseta recupera su tono marrón y amarillo y el viento y el sol son los únicos señores, como lo han sido siempre.
Pasado Fuentidueña se entra en la provincia de Cuenca. Allí, a solo 60 kilómetros del centro de Madrid, la densidad de población es de 12 habitantes por kilómetro cuadrado, una de las más bajas de Europa. Esta densidad es menor que la de Finlandia, es propia del polo norte. Fuentidueña pertenece a la Comunidad de Madrid, pero sus habitantes viven en otro mundo".
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